domingo, 19 de febrero de 2012

Miguel de Unamuno y Jugo

     
Miguel de Unamuno y Jugo ----------------------------------------------             “¡Me duele España!”  (Bilbao, 29 de septiembre de 1864 – Salamanca, 31 de diciembre de 1936).    Novelista, poeta y filósofo español. Estudió en la Universidad de Madrid. Se doctoró con una tesis sobre la «raza vasca». En 1891 consigue la cátedra de griego en la Universidad de Salamanca.  En 1894 se afilia al Partido Socialista Obrero Español, que abandonará en 1897. En 1900 es nombrado rector de la Universidad de Salamanca, siendo destituido en 1914.  En 1920 es condenado a 16 años de cárcel por injurias al Rey, sentencia que no se cumple (aunque acaba, poco después, desterrado en Fuerteventura). Decide auto-exiliarse en Francia, volviendo después de la caída de Primo de Rivera. 
  Dibujos y pajaritas de papel  de Unamuno, artista multifacético http://www.youtube.com/watch?v=S_AvgEt2XFM
 Uno de los poema del autor
 
Parte del discurso con que Unamuno responde al general Millan-Astray
el 12 de octubre  de 1936 en el paraninfo de la U de Salamanca, al que habían asistido diversas personalidades franquistas con motivo de la celebración de la Fiesta de la Raza
«Éste es el templo de la inteligencia, y yo soy su sumo sacerdote! Vosotros estáis profanando su sagrado recinto. Yo siempre he sido, diga lo que diga el proverbio, un profeta en mi propio país. Venceréis, porque tenéis sobrada fuerza bruta. Pero no convenceréis, porque para convencer hay que persuadir. Y para persuadir necesitaréis algo que os falta: razón y derecho en la lucha. Me parece inútil el pediros que penséis en España. He dicho».
(octubre-diciembre 1936) Pensamientos varios de los últimos días de Unamuno después que desafía al representante del Franco en una ceremonia universitaria
 "A veces, quedarse callado equivale a mentir, porque el silencio puede ser interpretado como aquiescencia."
"La barbarie es unánime. Es el régimen de terror por las dos partes. España está asustada de sí misma, horrorizada. Ha brotado la lepra católica y anticatólica. Aúllan y piden sangre los hunos y los hotros. Y aquí está mi pobre España, se está desangrando, arruinando, envenenando y entonteciendo..."
La Generación del 98 Unamuno perteneció y fue líder espiritual del grupo llamado la Generación del 98. El último tercio del siglo XIX fue muy negativo para la sociedad española a causa de una serie de problemas que concluyeron con el Desastre del 98. (Cuba, Puerto Rico y Filipinas eran las últimas colonias de ultramar que España poseía hasta ese momento. Las guerras coloniales que se habían iniciado en 1895 fueron minando poco a poco la moral y la economía de un país ya de por sí desmoralizado ante el desmoronamiento que se presentía. El 1 de mayo de 1898, a las 4:45 horas, el comandante Juan de la Concha descubrió que una flota estadounidense se aproximaba hacia posiciones españolas. Sólo siete horas más tarde –a las 11:45–, las tropas españolas fueron derrotadas y aniquiladas.) 
El estilo de los escritores del 98 es muy personal. Aun así, podemos citar algunas características coincidentes:

--Reaccionan contra la retórica, el prosaísmo y la grandilocuencia de la literatura anterior. Se convierten en auténticos renovadores del panorama literario de principios de siglo.
--El estilo es sobrio y directo. Importa el contenido e intentan que éste llegue al lector en forma clara.
--Cuidan la forma de su prosa, son exigentes y reaccionan contra las imprecisiones  o confusiones.
--Recogen palabras que están en desuso y las incluyen en sus escritos. Las ven como una muestra del pasado que hay que conservar.
--Visión subjetiva (emotiva o intelectual), entonación lírica y sentimental. Al igual que los autores románticos (Bécquer), asocian el paisaje al estado de ánimo, de ahí que el símbolo de la decadencia española sea la yerma meseta castellana.
 
Miguel de Unamuno = San Manuel Bueno y mártir?  Y así, a un estilo de predicador corresponde un figura que predica y, además, se viste de clergyman, con lo que una vez más tenemos aquello de que el estilo es el hombre. En la estatura aventajada de aquel vasco de raza, todo era dibujo y expresión. Erguido siempre, hasta en los años de sana vejez, añadía a su alta talla una musculosidad rara en un hombre de fama intelectual, un color moreno gilbo de íbero, curado por los soles de la meseta. Su andar firme y lento, como de hombre que pasea y medita mucho por el campo, rimaba correctamente con su figura toda, llena de respetabilidad y belleza varonil.  Las manos siempre inquietas pero más inquieta todavía su cabeza, pequeña y dolicocéfala, que destacaba en su alta y recia silueta. Tenía mucho de búho, de ave de rapiña, y tan importante como sus trazos severos y férreos, era su empeño de hacerla descansar sobre un modo de vestir sencillo y un tanto inusitado, sin corbata ni abrigo. Desde su traje y su honestidad proverbial, hasta esas cartas de director espiritual, son muchos los detalles que dieron siempre la impresión de que Unamuno fue un cura laico. El sombrero de churchman que usara hasta caer en el «sinsombrerismo»; el chaleco severamente cerrado; la austeridad del color; en suma, lo que Cándamo, prologuista de la colección póstuma de sus Ensayos, llama su indumentaria de cuáquero. No queremos exagerar la significación de estos detalles, pero de su indumentaria, se ha hablado tanto y se ha descrito tan al pormenor que sería injusto restarle importancia. Era correcta, limpia y siempre negra, sobre todo desde sus cincuenta años. Su chaleco alto, bordeando el cabezón [62] de la blanca camisa, hacía innecesaria la corbata... Un último detalle que no pertenecía sólo a su indumentaria, sino a algo más íntimo y espiritual: llevaba siempre, pendiente del cuello, un pequeño crucifijo, que sin ostentarlo ni referirse a él en su vida social le acompañó todos los días y en la hora de la muerte (1. Romero Flores: Unamuno, Madrid, 1941, págs. 12, 17 y 18). Nunca estuvo enfermo, ni aun en los últimos momentos de su existencia, y su salud respondía a un sentido de pureza de vida, a sus hábitos de austeridad y trabajo
No bebió alcohol, ni fumó jamás, y llegó virgen al matrimonio. Son muy sugerentes las descripciones que de su pluma tenemos sobre su noviazgo. «¡Cuántas veces –le contaba a Arzadun el 18-XII-1890– me ha reñido por lo que llama mis torpezas! Y ¡cuántas me reñirá aún!... Mira que ni sé bailar, ni tocar nada, ni cantar, ni hacer juegos de manos, ni dar conversación a personas indiferentes sobre motivos airosos y pasajeros...» Ella que le ha enseñado a saludar, a hablar con señoritas, le decía que había conseguido domesticar a su «oso cosero», a su «cuáquero» (2. Las cartas de Arzadun están publicadas en la Revista argentina «Sur», núm. 119 y 120, septiembre y octubre, 1944). Llamaban también la atención sus rosarios en familia, con todo el espíritu austero y el color propio de los vascos. Porque Unamuno, sus oraciones, de la mañana y de la noche, no las dejó jamás en toda la vida. También solía llevar consigo un original griego del Nuevo Testamento y hasta en una ocasión, su amigo íntimo y confidente, Jiménez Ilundain, le llamó cura.  http://www.unav.es/gep/UnamunoPerfilBiografico.html http://www.filosofia.org/hem/dep/pun/ta004056.htm
http://www.los-poetas.com/k/biounam.htm                                                                             
http://symploke.trujaman.org/index.php?title=Miguel_de_Unamuno  http://personal.telefonica.terra.es   http://migueldeunamuno.gipuzkoakultura.net/unamuno_pajaritas_papel.php

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